julio 28, 2011

El día que abandoné un blog, o cuatro

Nunca he disparado una pistola —ni quiero—, pero permitiendo la comparación diré que «no me gusta disparar al aire», me molesta solo pensarlo. Ya lo ha dicho alguien antes1 : no hay que hacer porque se puede sino porque se debe.

Cuatro días atrás entré a Tumblr publiqué los que serían los tres últimos posts y me despedí del blog, que no pienso eliminar y tampoco significa que dejaré Tumblr, simplemente abandoné el blog.

7 minutos, como se llama, no es un propiamente un blog sino, como me gusta llamarlo, una memoria pública. Una recopilación de frases, vídeos, letras de canciones e imágenes de diversos autores que en algún momento me impresionaron y quise recordar, en donde la menor parte es de mi autoría, e incluso con posts/frases con las que no estoy de acuerdo pero que me hicieron cuestionar ese «no estar de acuerdo». Así comenzó, y a través de los años —3 años de publicaciones, casi diarias, con 4252 posts en total— únicamente varió la cantidad de personas que lo siguen.

¿Por qué? es una pregunta tan común y a la vez jodidamente poderosa qué hasta es la excusa para este texto, e intentaré responderla.

Desde que supe que no leería durante toda mi vida como ahora, ni vería películas como ahora, ni tantos «como ahora», decidí que 7 Minutos tenía que tener fin, porque lo que se aprende tiene que demostrarse y no sólo repetirse, porque hay que cuestionar ideas pero también proponer, responder.

En este punto probablemente estarás pensando «qué ridiculez«, pero de este lado se ven  cientos de horas dedicadas a entender, a disfrutar y, por qué no decirlo, a enojarse con ideas pero que a la vez no dieron paso a más ideas (o no tantas como se quisieran), y al ver ese desequilibrio es cuando te dices (en plan de aprendizaje): Ok. Escuché al maestro, tomé nota de todo lo que dijo, parece tener sentido, es hora de probar si es cierto.

Esa es una razón, la otra, más estúpida y quizás más importante, es que entre la masa se pierden los detalles. Casi todo lo que compartí después del segundo año del blog era para que alguien en especial lo viera, amigos principalmente, y daba paso a una discusión, ir por un café o reírnos con una mala broma. Ahora, con tanto post, gente y demás alrededor, perdió todo el sentido, los posts reciben más likes pero pasan días sin una conversación a causa de ellos, no pasan de ser «una nota más». Es un pensamiento triste considerando que el blog se llama 7 minutos precisamente porque invita al lector, al visitante, a tomar un post y dedicarle al menos 7 minutos a pensar en él, a encontrar los detalles, a ver más allá de lo obvio. Si no lo están haciendo entonces no tiene sentido continuar, es como disparar al aire.

«Abandonaste un blog ¿y qué?» Lo sé, escribir sobre ello es un poco dramático, egoísta si quieren, pero ¡hey gracias a ese blog tuve la excusa para releer un libro, para retarme a probar ideas, conocer gente increíble y alrededor de todo eso aprender! Luego de haber «visto» a Víctoria (Mer de noms) pelear día a día por su tesis hasta graduarse de arquitecta, realmente te motiva, y ves que hay cosas por las que vale la pena luchar.  También conocí a Dani, una de las chicas más encantadoras que he conocido en Internet, y con la que es genial conversar sobre libros y películas, siempre tiene un punto de vista que hay que ver. Sin olvidar mencionar todos esos blogs pasajeros que cumplieron su fin sólo mientras era necesario (ahora recuerdo algunos del Capitan Zade), o los que dieron paso a algo más como por ejemplo el blog de Lectores Chapines.

Ya dejo el tema, pero aprovecho a invitarlos a visitar el blog, porque aunque es cierto que no tendrá nada nuevo, lo que tiene ya vale por si solo para entretenerse. De mis tags favoritas los dejo con estas (no se queden con el post, sigan las conexiones):

A modo de aclaración, si abandoné tres blogs más pero que probablemente no conocieron y por eso ni merecen ser mencionados.

  1. Lo leí de Erich Fromm, para ser exacto []