mayo 23, 2016

…y por eso existe Lectores Chapines

Ninguna empresa comercial o gobierno velará por formar lectores, simplemente porque las empresas quieren consumidores y los gobiernos tradicionales personas sin opinión. Es entonces cuando las únicas personas interesadas en formar lectores deberán ser los mismos lectores.

Si quieren.

La inocencia en la ignorancia

Cuando Lectores Chapines inició desconocíamos un club de lectura, ni Omar ni yo habíamos participado en alguno, pero leíamos y queríamos compartir. Si sabíamos, en cambio, que lo nuestro no era un club ni aspiramos la formalidad de uno y así comenzamos: con la inocencia de la ignorancia.

El tiempo y nuestra personalidad exigente nos retaron a continuar mejorando, que sumado a la ayuda de los mismos lectores fue dando paso a nuevas actividades: Reunión del mes, Reto de Lectores, El Viaje del Escritor, por solo mencionar algunas.

Después de cuatro o cinco años varios miembros comenzaron a distanciarse de la comunidad, incluyendo a Omar, y aunque Lectores Chapines se mantuvo, la carga de trabajo aumento en la misma proporción que los lectores perdían interés en el proyecto, al punto que consideré abandonarlo por completo. Fue entonces que ocurrieron dos sucesos que marcaron el futuro de Lectores Chapines.

Las fuerzas del mercado

Ambos sucesos fueron importantes y diferentes a la vez, pero me atrevo a decir que ambos son un equivalente a las dinámicas de los mercados, a la oferta y la demanda.

El primero fue la aparición de nuevos lectores interesados en Lectores Chapines, y con interesados quiero decir personas dispuestas a ayudar y a mantener viva la comunidad. Personas, como Stephanie, que cuando yo menos apostaba por continuar llego a cargar de energía al grupo y mantenerlo vivo, pero lo importante es que no fue la única, era como una tendencia, en donde cada vez más lectores ajenos al grupo inicial comenzaron a unirse y ayudar de una forma autentica.

Estos lectores y lectoras tenían en común que eran cada vez más jóvenes, que para dar una idea puedo decir que le bajaron unos 5-7 años en la edad promedio al grupo. Jóvenes recién graduados de escuela/colegio o en los primeros años de la universidad, ávidos lectores que en esa transición educativa se dan cuenta que necesitan un espacio para compartir lo que leen y no lo encuentran. No es que no existan, es que son pocos, difíciles de localizar o muchas veces no encajan en ellos. Por tanto, hay más demanda.

El segundo suceso fue reconocerme a mi mismo en estos lectores, descubrir que justo por las mismas razones que ellos llegaban al grupo fue que comenzamos Lectores Chapines: para tener ese espacio para hablar de libros, sin formalidad pero con mucho enriquecimiento personal.

Como mencioné antes, los espacios y grupos de lectura existen pero son limitados y desconocidos, no hay cultura de lectura, por lo mismo alguien que quiera iniciar un grupo de lectores se encontrará en un ambiente árido y muchas veces hostil, donde en vez de un incentivos se encontrará con retos. Por tanto, la oferta es poca.

Cuando la demanda es mucha y la oferta es poca se incrementa el precio de acceder al bien, por no decir que muchos se quedan sin poder llegar a obtenerlo, que en  mercados económicos es una forma de regular pero en el ámbito de la lectura quiere decir que muchos lectores y lectoras se quedan sin poder disfrutar de la lectura de una forma completa, es decir individual y compartida.

Si el tono de estas observaciones les parece económico no es accidental en absoluto. Tengo la fuerte convicción de que las industrias comerciales son tan efectivas y eficientes como despiadadas, capaces de llegar a la mayor cantidad de personas posibles, incluso en los lugares más lejanos, únicamente por un interés comercial. Por tanto, si la lectura, y en general las expresiones artísticas, quieren competir en la época actual no deben a aspirar a nada menos que la efectividad y la eficiencia de las otras industrias, con mayor razón aún por disponer de menos recursos y posibilidades de error.

Sin menospreciar gustos personales pero aún siendo crítico opino que la industria nos puede entregar entretenimiento muy pobre (repetitivo, violento, nocivo, etc) siempre y cuando sea rentable, pero es esa misma industria con la que competimos, buscando entender que no nos oponemos a ella sino que tenemos que ser tan hábiles como ella para que al momento de elegir una persona tenga ambas opciones: la del entretenimiento pobre (pero rentable para una industria) y la del entretenimiento rico (que puede ser rentable pero ante todo es humanista).

Dicho de otra forma: en las fuerzas del mercado debemos entrar a competir bajo las mismas reglas pero no pensando en los mismos beneficios, porque el arte antes de enriquecer una cuenta bancaria enriquece al espíritu humano, que tanta falta nos hace.

Así comienza el segundo impulso de Lectores Chapines, bajo el mismo enfoque humanista que lo originó pero bajo una mentalidad más competitiva que reconoce que para que alguien pueda disfrutar la lectura con las mismas comodidades que disfruta de otros entretenimientos, se debe contar con espacios e iniciativas que llenen todas las expectativas de las personas.

La libertad positiva de leer

Después de años entre lectores descubrí que el lector individual, como ser humano maduro que es, está continuamente en la búsqueda de su libertad, de ser quien quiere ser, dispuesto a abandonar un paradigma viejo para abrazar otro nuevo si así lo demanda su crecimiento personal, de la misma forma que muchas otras personas que no leen, pero que en su caso como lector lo hace con perspectiva más amplia de los limites, con mucha imaginación, con más información para decidir y a través de experiencias aprendidas en la lectura.

Sin embargo para los lectores en plural, es decir una sociedad de lectores, no basta una libertad en donde NOS DEJEN hacer, necesitamos una libertad positiva donde PODAMOS HACER.

No basta que permitan leer cualquier libro, se demanda el acceso a libros. No basta que dejen reunirse, se demanda espacios para convivir. No basta que dejen publicar, se demandan facilidades para hacerlo. Porque la existencia de una sociedad sana no se limita a promesas, permisos, acuerdos o planificación, sino que depende de la realización exitosa de cada una ellas con la intervención de TODOS los involucrados, donde todos son productivos en la tarea que corresponde y para un beneficio común.

El día que dejemos la formación de nuevos lectores solo en manos de las editoriales o librerías terminaremos con consumidores, que disfrutan más de comprar un libro que de leerlo. El día que lo dejemos solo en manos de un gobierno terminaremos como hoy: en un país que no lee ni opina, porque no puede ni sabe cómo.

Pero no dejamos, y por eso existe Lectores Chapines.


Este es el tercer artículo de una serie de tres:

  1. La Ludoferia no es un empate…
  2. …ni la FILGUA debe aspirar a ser un monopolio…
  3. …y por eso existe Lectores Chapines

Sobre Lectores Chapines

Lectores Chapines es, por ahora, una comunidad de lectores guatemaltecos que comparten sus lecturas. Apostamos a la amistad y al placer de leer para defender espacios físicos y virtuales en donde podamos compartir la lectura y sus lecciones.

Lectores Chapines no obliga ni exige a nadie a leer porque su fin no es «evangelizar» en la lectura. En cambio, si apoya y hace todo lo posible para que cuando una persona decida ser lector tenga el espacio para hacerlo, y hacerlo de una forma enriquecedora para él y todos los que forman ese espacio.

Para fines de fomento a la lectura y formación de lectores de una forma más directa, he comenzado Prolectores, un proyecto paralelo a Lectores Chapines para la formación de líderes de lectura y desarrollo de experiencias para el fomento a la lectura. Prolectores aún no se presenta públicamente pero si se presentará en este año 2016. Para más información escribe a ivan@lectoreschapines.com.


Notas al pie

Omar es Omar Velásquez, cofundador de Lectores Chapines, escritor auto-publicado y una excelente persona para conversar.

Stephanie es Stephanie Burckhard, una increíble persona, escritora, parte del segundo impulso de Lectores Chapines, de la colectiva de mujeres que leen Eva y fundadora de Lectorante.

Libertad positiva en Wikipedia.

El acceso a libros se refiere, entre otras cosas, a disponer libros en el idioma nativo, acorde a los intereses del lector y relevantes en el contexto donde vive.

Guatemala no lee. Como lector y promotor de la lectura me gusta pensar que Guatemala si lee, poco pero lee, pero solo es un engaño que da la percepción que da rodearse de personas que sí leen. Lo cierto es que la mayor parte de personas no lo hace y si lo hace es tan poco que prácticamente es como que no lo hiciera. Es lo que queremos cambiar.

Decir «Sociedad sana» es hablar de utopías pero, como bien dice Galeano: la utopía sirve para caminar; Si la idea de una sociedad sana es el camino para rescatar nuestra humanidad, es una utopía que quiero caminar.


Este texto se escribió la tarde de un domingo, con el volcán escondiéndose detrás de la niebla y la «Isla Dorada» sonando en las bocinas.